Gracias a mi familia y amigos.
Gracias a mi familia y a los amigos que entendieron mi enfermedad, gracias a ellos mantengo una lucha diaria contra esta enfermedad cansina que parece no querer rendirse, mi amor propio y deseos de seguir trabajando en todo lo que me gusta no dará tregua al agotamiento y seguiré luchando por conseguirlo.
Desde hacia algún tiempo mi estado interior y mis aptitudes físicas no estaban en condiciones optimas, tras una larga lucha de tres años acudiendo a la consulta de neurología mi diagnostican parkinson.
El no poder escribir, el pequeño temblor interior de mi brazo derecho, la rigidez que sentía en mi cuello, la dificultad de mi pierna derecha negándose a caminar, todo eso unido al estrés del trabajo, la presión de la vida que llevamos, etc. Todo te cuesta el doble, menos paciencia y mas intolerancia,….pero es posible que nadie se de cuenta de lo que te ocurre? Nadie ve tu dificultad para hacer las cosas?.
Mientras más avanza la enfermedad, las labores diarias se hacen más complicadas, pero mis ganas de luchar y seguir siendo quien siempre fui no me impiden hacer una vida normal, procurando resolver esos problemas diarios que padece el enfermo de parkinson como son, vestirse solo, lavarse, alimentarse, ir al baño, tomar una nota, batir un huevo, abrocharte la camisa otra lucha, conseguir que entiendan lo que dices cuando respondes al teléfono un verdadero problema.
Después de hacerte a la idea que tu no puedes hacer el trabajo que habitualmente realizas y convencerte que aún eres joven y tienes personas que dependen de ti, decides cambiar tus hábitos de trabajo y hasta el punto de cambiar tu profesión para seguir estando en el mundo laboral.
El dormir,… que larga es la noche y que duro el desgaste que te ocasiona el no poder dormir. Otro día mas te duermes tres horas en el mejor de los casos y acudes al trabajo, rindes lo que rindes, luchas lo que puedes y cuando no puedes mas,…….. a delegar en tu socio que realiza el trabajo que tu no puedes acabar. Eso si, te jubilan con la total para tu profesión habitual, te dan una miseria de pensión y te buscas la vida, claro porque tu grado de invalidez no supera el 34%, pero y esa lucha diaria contra tu propio cuerpo?, y esas noches sin dormir? , y ese agotamiento que te deja sin aliento después de las primeras cuatro horas de trabajo?, eso no cuenta para la administración.
Ahora, después de todo ese andar, he llegado a comprender que sin el acompañamiento amoroso de mi pareja y mi familia, de mis amigos, me hubiera sido más difícil superar este trayecto. Igualmente importante para mí ha sido el apoyo de mi cuñado y socio Agustín, no solo por lo que se refiere al aspecto profesional, sino a su trato siempre humano para conmigo. Soy una persona enferma que vive con esperanza de mejorar su vivir diario. La enfermedad no me ha detenido y no lo conseguirá de momento.
Y en el día a día procuro mantener la alegría en mi corazón, alegría que puedo compartir con mi pareja, con mis hijos y con mis amigos.
José ortega García